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IoT

Responder qué es IoT resulta sencillo: se trata del Internet de las Cosas. Pero, ¿qué significa IoT en la práctica? Básicamente, es una evolución tecnológica que conecta objetos cotidianos y sistemas físicos a través de la red para que puedan actuar sin que tengas que intervenir directamente.

El IoT ya no es una promesa, sino una realidad que continúa expandiéndose vertiginosamente. Impulsado por tecnologías clave como la Inteligencia Artificial (IA) y el 5G, está transformando la eficiencia, la productividad y la calidad de vida en muchos sectores.

¿Qué es IoT o Internet de las cosas?

Para entender qué es el IoT, primero debemos conocer el significado de su nombre en inglés: Internet of Things, que en español se traduce como «Internet de las cosas». Es decir, ¿qué significan las siglas IoT? Hacen referencia a esa red de objetos conectados que pueden compartir información entre sí.

El Internet de las Cosas es la interconexión masiva de dispositivos equipados con sensores y software que les permite intercambiar datos y comunicarse entre ellos a través de Internet.

Estos dispositivos inteligentes pueden ser objetos de múltiples clases: electrodomésticos, vehículos, cámaras, etc., es decir, todo tipo de objetos que incluyen software e Internet.

En esencia, el IoT convierte objetos comunes en «inteligentes». Pueden comunicarse y realizar tareas de forma autónoma, lo que facilita tu día a día y mejora la eficiencia.

¿Cómo funciona y qué tecnología utiliza IoT?

Ahora que sabes qué es Internet of Things, te explicaremos en qué consiste el internet de las cosas y cómo esta tecnología conecta dispositivos físicos a través de protocolos de comunicación y redes inalámbricas.

Un sistema IoT típico funciona mediante la recopilación y transmisión constante de datos. Los sensores integrados en los dispositivos captan información de su entorno, como la temperatura, ubicación o movimiento.

Esa información viaja por la red a través de diversas tecnologías de conectividad como WiFi, Bluetooth, redes móviles (4G/5G) o protocolos especializados como Zigbee o LoRa.

Los datos se envían a servidores en la nube o a sistemas locales, donde un software los procesa y analiza, a menudo con algoritmos avanzados e inteligencia artificial que interpretan los datos casi en tiempo real.

Para hacer esto posible, el IoT integra tres pilares fundamentales:

  1. Sensores: Detectan y perciben cambios en el entorno, transformándolos en señales eléctricas. Miden variables como temperatura, movimiento, ubicación, calidad del aire o presión sanguínea.
  2. Actuadores: Ejecutan acciones físicas basadas en las instrucciones recibidas, como encender un interruptor o controlar una válvula.
  3. Sistemas embebidos y dispositivos inteligentes: Basados en microprocesadores o microcontroladores, gestionan funciones específicas. Pueden tener procesamiento local (Edge Computing).

Otros componentes clave del IoT:

  • Conectividad: Transmisión de datos por redes como WiFi, Bluetooth, LTE, 5G. Destaca LTE-A por su velocidad y estabilidad.
  • Procesamiento y análisis de datos: Evaluación en tiempo real o almacenamiento en la nube para mejorar eficiencia y calidad de vida.
  • Plataformas IoT: Software para gestionar dispositivos, recopilar datos y ejecutar análisis.
  • Comunicaciones M2M: Intercambio de datos entre dispositivos sin intervención humana.
  • Ciberseguridad en IoT: Encriptación y protocolos especializados para proteger datos y privacidad.
  • Computación en la nube y Edge Computing: Almacenamiento y análisis de grandes volúmenes de datos, y procesamiento cercano a la fuente para reducir latencia.

La importancia del IoT radica en que conecta el mundo físico con el digital, permitiendo monitorizar, controlar y automatizar procesos.

Muchas plataformas IoT integran Machine Learning, permitiendo a los dispositivos aprender de los datos y anticiparse a necesidades.

Esto se traduce en ciudades más eficientes, industrias más productivas y hogares más cómodos y seguros.

El Big Data es esencial para gestionar el gran volumen de datos generados por el IoT.

Origen y primeros usos del Internet de las cosas

El término «Internet de las Cosas» fue acuñado por Kevin Ashton en 1999, aunque sus raíces se remontan a los años 80.

Los primeros usos fueron en aplicaciones industriales y de logística para monitorizar procesos e inventarios.

La revolución llegó en los 2000 con la conectividad inalámbrica y la miniaturización de componentes.

Con el tiempo, el IoT se expandió a sectores como salud, agricultura y transporte.

¿Para qué sirve el Internet de las cosas?

¿Si te preguntas qué es IoT y para qué sirve? El Internet de las cosas tiene una amplia gama de aplicaciones en diferentes ámbitos. Entre ellos destacan las ciudades inteligentes, los hogares conectados y la industria 4.0.

Ciudades inteligentes

El IoT permite sistemas de gestión inteligente en las ciudades, mejorando la seguridad y la calidad de vida. Los sensores pueden monitorizar tráfico, calidad del aire, iluminación y gestión de residuos.

Hogares y casas inteligentes

El IoT da lugar a casas inteligentes, con aparatos conectados y automatizados para mayor comodidad y eficiencia energética. La domótica permite gestionar sistemas del hogar de forma remota.

Ejemplos: termostatos inteligentes que aprenden tu rutina, bombillas WiFi programables y altavoces inteligentes que controlan otros dispositivos. Si usas un Echo Dot, aquí tienes una guía completa para configurarlo.

Industria 4.0 o IIoT

En la industria, el IoT se usa para detectar fallos antes de que ocurran, optimizar la cadena de suministro y crear gemelos digitales para simular procesos. Las empresas ganan productividad, calidad y seguridad mientras reducen desperdicios.

Agricultura inteligente

Uso de sensores para medir humedad, nutrientes y temperatura, optimizando recursos y producción.

Riego automatizado según datos de sensores para maximizar eficiencia del agua.

Transporte y logística

Monitorización en tiempo real de vehículos para optimizar rutas, reducir combustible y mejorar seguridad.

Seguimiento de envíos mediante RFID y GPS para conocer ubicación y estado en todo momento.

Salud conectada

En salud conectada, el IoT incluye wearables como relojes y pulseras inteligentes que miden ritmo cardíaco, pasos, calorías y sueño.

Dispositivos médicos IoT permiten seguimiento remoto, como glucómetros y tensiómetros inteligentes que envían datos al médico.

La telemedicina facilita la atención a distancia y una respuesta más rápida ante problemas de salud.

Beneficios del IoT

El IoT ofrece beneficios clave que transforman hogares y empresas:

  • Aumento de eficiencia y productividad: Automatiza tareas y optimiza procesos.
  • Automatización inteligente: Evita tareas manuales repetitivas.
  • Mejor toma de decisiones: Datos en tiempo real para decidir con conocimiento.
  • Reducción de costes: Prevención de problemas y uso eficiente de recursos.
  • Mayor seguridad: Detección temprana de riesgos y respuesta rápida.
  • Nuevos modelos de negocio: Servicios innovadores como seguros adaptados al uso real.

En resumen, el IoT aporta comodidad, eficiencia y conocimiento a la vida diaria.

Dispositivos que emplean IoT

Un dispositivo IoT es cualquier aparato que se conecta a Internet para recopilar o intercambiar datos sin intervención humana directa.

Ejemplos de dispositivos IoT:

  • Altavoces inteligentes: Con asistentes de voz para controlar otros dispositivos.
  • Bombillas inteligentes WiFi: Control de iluminación desde el móvil.
  • Relojes inteligentes: Monitoreo de actividad física y salud, algunos con eSIM para funcionar sin móvil.
  • Sensores ambientales: Detectan humedad, temperatura o movimiento para automatizar sistemas.
  • Cámaras IP: Videovigilancia con acceso remoto y detección de movimiento.
  • Vehículos conectados: Comunicación de datos de tráfico y estado del vehículo.
  • Electrodomésticos inteligentes: Control remoto y funciones avanzadas.

Retos y tendencias futuras

El IoT aún enfrenta retos importantes:

  • Seguridad: Protección frente a ciberataques.
  • Privacidad: Gestión responsable de datos personales.
  • Interoperabilidad: Compatibilidad entre dispositivos de distintos fabricantes.
  • Gestión de datos: Procesamiento de grandes volúmenes de información.
  • Eficiencia energética: Minimizar consumo en dispositivos con baterías.

Entre las tendencias futuras del IoT destacan:

  • Edge AI: Inteligencia artificial integrada en los dispositivos.
  • Gemelos digitales: Réplicas virtuales para simulación y control.
  • Redes 6G: Mayor velocidad y menor latencia.
  • Chipsets de ultrabajo consumo: Mayor autonomía de los dispositivos.

El futuro estará marcado por un mundo más conectado y eficiente gracias al IoT y otras tecnologías emergentes, que te permitirán vivir de manera más cómoda, segura y eficiente que nunca.

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