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Términos complejos explicados de forma Simple, a lo Lowi.
¿Alguna vez te has preguntado qué es DNS? Para responder a esa pregunta, vamos a darte un poco de contexto: cada vez que escribes una dirección web en tu navegador, hay un sistema trabajando que hace posible que llegues exactamente donde quieres.
Sin este sistema, Internet no sería como la conocemos hoy. Con esto en mente, es fácil ver que el DNS es la infraestructura invisible que conecta los nombres de dominio que usamos con las direcciones numéricas que entienden las máquinas.
Antes de entrar en materia, conviene aclarar qué significan las siglas DNS. Tal como supones, provienen del término en inglés Domain Name System, que en español traducimos como «Sistema de Nombres de Dominio».
Entender qué es el DNS resulta sencillo cuando queda claro que se trata de un sistema que traduce nombres legibles y fáciles de recordar —como «google.com» o «lowi.es»— en las direcciones IP que las máquinas necesitan para comunicarse entre sí.
Ahora bien, cuando hablamos de qué es el dominio web, nos referimos precisamente a ese nombre «amigable» que registras y utilizas para identificar tu sitio en la red.
Un dominio web es la dirección que los usuarios escriben en el navegador para acceder a tu contenido. Por ejemplo, «lowi.es» es un dominio web que, gracias al DNS, se convierte en una dirección IP concreta que apunta a un servidor físico donde está alojada la página.
Antes de continuar, conviene profundizar un poco en qué es el servidor DNS. Esto se trata de un ordenador especializado que almacena una base de datos con la correspondencia entre nombres de dominio y direcciones IP.
Cuando tu navegador necesita saber dónde está alojado un sitio web, consulta a un servidor DNS que le responde con la dirección numérica correspondiente.
Desde una perspectiva más amplia, hablar de qué es DNS en informática es hacer referencia a un sistema distribuido y jerárquico que funciona de manera coordinada a través de múltiples servidores repartidos por todo el mundo.
Si alguna vez has querido optimizar tu conexión o mejorar la velocidad de navegación, es posible que te interese saber cómo cambiar DNS paso a paso. Cambiar los servidores DNS que utilizas por defecto puede marcar una diferencia notable en tu experiencia online.
El concepto de qué es DNS privado hace referencia a una configuración DNS que añade una capa adicional de cifrado y privacidad a tus consultas.
Tradicionalmente, las peticiones DNS se envían sin cifrar, lo que significa que tu operador de Internet —o cualquiera que esté «escuchando» en la red— puede ver qué sitios web estás consultando.
El DNS privado soluciona esto mediante protocolos como DNS sobre TLS (DoT) o DNS sobre HTTPS (DoH), que cifran las consultas y las hacen invisibles para terceros.
El proceso de resolución DNS puede parecer instantáneo, pero implica varios pasos coordinados entre servidores. Cuando escribes una dirección web en tu navegador, se desencadena una secuencia que podemos resumir así:
Este proceso, que parece complejo, ocurre en fracciones de segundo. Es importante entender qué es dominio de internet en este contexto, ya que se trata de un identificador único y jerárquico que facilita la localización de recursos en la red global.
Cada dominio de Internet está compuesto por niveles (raíz, TLD, segundo nivel, subdominios) que el DNS navega de forma ordenada para resolver la consulta.
Si eres gamer y te preocupa la latencia, quizá te interese conocer los mejores DNS para jugar online, ya que elegir un DNS rápido y estable puede reducir el ping y mejorar tu experiencia de juego.
La función principal del DNS es hacer que Internet sea accesible y usable. Sin él, tendríamos que recordar direcciones numéricas largas y complejas para cada sitio que queremos visitar, algo totalmente impracticable. Pero su utilidad va mucho más allá de la navegación web:
Si quieres saber más sobre cómo funciona este tipo de ciberataque, puedes leer nuestro artículo sobre qué es el phishing.
Entonces, si investigas en tu buscador «DNS, ¿para qué sirve?», verás que sirve para convertir la estructura técnica de Internet en algo comprensible, navegable y funcional para millones de usuarios en todo el mundo.
El funcionamiento del DNS se basa en varios componentes esenciales que trabajan de forma coordinada:
En resumen, lo que hace el DNS es coordinar todos estos componentes para garantizar que, cuando escribes un nombre de dominio, llegues exactamente al servidor correcto sin tener que preocuparte de la infraestructura técnica subyacente.
Aunque el DNS suele funcionar de forma transparente, pueden surgir problemas que afecten a tu conectividad.
Uno de los mensajes de error más frecuentes es «puede que el servidor DNS no esté disponible», lo que normalmente indica que el servidor DNS configurado en tu dispositivo o router está caído, saturado o mal especificado.
En estos casos, la solución más directa es cambiar a servidores DNS públicos como los de Google o Cloudflare, reiniciar el router o vaciar la caché DNS local del equipo.
Otros problemas habituales incluyen registros DNS mal configurados (errores en la zona DNS que impiden la resolución correcta), valores de TTL demasiado altos que retrasan la propagación de cambios, ataques DDoS al DNS que saturan los servidores o incluso el envenenamiento de caché (cuando un atacante inyecta respuestas falsas).
Para protegerte de estos últimos, es recomendable implementar DNSSEC, una extensión de seguridad que añade firmas criptográficas a las respuestas DNS.
En cualquier caso, entender la relación entre nombres de dominio y dirección IP es fundamental para diagnosticar y resolver problemas de conectividad.
Con herramientas básicas como «ipconfig /flushdns» en Windows o comandos como «nslookup», puedes identificar rápidamente dónde está el fallo y tomar las medidas necesarias para solucionarlo.
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